Bajó la escalera de la estación pensando en el molesto sonido de los televisores. Caminó hacia el basurero a deshacerse de papeles higiénicos víctimas del romadizo. Dio media vuelta y enfiló hacia el panel de obras teatrales, escuchó el sonido desde el túnel y pensó en hacer un nanometraje. Con su mano ordenó el pelo, recordando al cantante que admiró secretamente en la infancia. Se percató del arribo del tren, buscó el reloj en su muñeca izquierda y sonrió al no encontrarlo. Pensó en ser músico, director de museos o periodista. Esperó el sonido del tren, la luz roja. Caminó rápidamente. Sin que nadie lo notara, ya estaba a bordo.
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