lunes, 13 de julio de 2009

Cosas que uno lee


El sábado, esperando en el metro Manuel Montt ví un par de cosas que a usted como lector imaginario le podrían interesar (tomando en cuenta que muy probablemente está de vacaciones, soltero, o no tenga nada más que hacer).
Primero que todo recordé lo que me dijo un buen amigo. Manuel Montt ha sido el único hombre en la historia de Chile que ha detentado los tres poderes del Estado. Acto segundo, creí ver a Gonzalo Frías -el de "Séptimo vicio"- premunido de una capucha bajando al andén. Su mano tomaba la de una mujer.

Después de que los carros se pusieran en movimiento, un pasajero rió -al escuchar por el plasma de la estación- que Obama se distrajo con la parte posterior de una brasileña.

Tras la introducción del relato, finalmente estamos mi fotocopia anillada y yo, a menos de una hora del cierre del metro. Francisco Mouat y Chilenos de raza es una buena distracción. Leía la historia de un hombre de Capitán Pastene, prácticamente desconocido en su pueblo. Lo histórico de este personaje era que vivía en condiciones paupérrimas, pero tenía más de cien millones de pesos ahorrados. Avaro, esa es la palabra. Lo divertido eran los rumores que se armaron en torno a su persona y que salieron publicados, de buenas a primeras, en la prensa nacional de fines de los 90.

La gente decía que era tan avaro que se sentaba en la mesa sin pantalones para no gastarlos, que una vez le trajo un kilo de papas a su madre para que le cocinara y que después se las cobró. Este hombre dormía dentro del colchón para no gastar en sábanas. Como tan avaro ser no encontró pareja, en su testamento legó el 75 por ciento de sus millones a las monjas de algún lugar del sur.

Después de su muerte, la producción de Sábado Gigante pagó 5 mil pesos a unos lugareños para vestirse con harapos y echar billetes a un gran maletín. La televisión son imágenes, abstracciones sin lugar. La televisión suena, en formato plasma, es Kel y la persona que espero ya ha llegado.

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