lunes, 21 de mayo de 2012

Un presentimiento

Un presentimiento. Una sensación extraña. Un don síquico. Un talento innato. Siempre que recorría las calles tenía la capacidad de adelantarse a una situación incómoda: "encontrarse" con gente conocida. Lo que más lo frustraba era que ya nada podía hacer cuando el hombre de turno le daba un par de cachetazos y le enrostraba: "Te ha ido bien, huevón". Luego vendría el intercambio de tarjetas, las preguntas de rigor y la excusa de que alguno de los dos tiene que seguir, con premura, su camino.  Un presentimiento.

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